Cuentan que su cabello es abundante y largo y que evidencian su formidable fuerza, capaz de sostener el peso de la luna. Por eso, los pescadores, remeros, malhechores y bravucones le tienen un miedo cerval.
afirman que para el Mohán las cuevas de oro son sagradas, porque las considera su hogar y su refugio. Y en ellas, él como curandero prepara bebidas salutíferas, elíxir prodigioso y bálsamo salvavidas, con frutas tropicales, plantas medicinales e hiervas aromáticas.
Murmuran que el Mohán se embriaga con aguardiente de caña y chicha de maíz, que él mismo prepara.
Cuentan que cuando el Mohán sale de sus fabulosas grutas, carga bajo sus brazos de hierro una inmensa balsa dorarada y echa en ella los remos de oro, su comida y bebida. luego, camina hasta el río Magdalena y se dedica a navegar, a cantar, pescar y enamorar.
Narran que cuando ve doncellas hermosas bañándose en el río, se les acerca y comienza a echarles flores y a prometerles eterna juventud y años luz de erotismo y felicidad. Y que con los varones es pendenciero y estafador, con las evas es un excelente conversador y seductor.
Que utiliza los ríos y playas como una cama de amor. Dicen que con una mirada las hipnotiza y con su dentadura de oro las hechiza, porque con sus ojos lee la mente de las chicas, averigua su pasado, ve su pasado y vaticina el porvenir.
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